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controversias o conflictos

martes, 31 de julio de 2012

Un discurso político bueno, atractivo para las masas nunca o casi nunca debe prometer asistencia para la clase media, menos para la alta


Desde el año 2010 perdí mi empleo como dependiente en una empresa transnacional y de inmediato tuve que ponerme a realizar varias actividades para poder generar un poco de renta y cubrir mis gastos ordinarios y seguir con los estudios universitarios, es así como este episodio tan cotidiano en la vida humana me involucró sin querer con un ambiente de exigencia económica medianamente fuerte, donde hay que salir a las calles a encontrar alguna manera muy temporal de ganarse unos cuantos soles y cubrir ciertas necesidades muy pero muy básicas que se necesitan para seguir viviendo como la compra de una pastilla para la fiebre o dolor de estómago, el costo de una consulta médica muy modesta en algún establecimiento de salud pública (postas médicas locales), pagar un pasaje de microbús para ir a estudiar, sacar una que otra fotocopia, comer un sándwich, etc… Es así como me sumergí en el poco cómodo camino de obtener unos cuantos soles en el día para poder gastarlos sin poder conseguir un ahorro alguno.
Y este mi blog no consiste precisamente en comentar los infortunios de mi vida, pues el lector de seguro que también pudo haber pasado por lo mismo, o sino en algún momento directa o indirectamente lo podrá tener de cerca; sin embargo, el tener que coger un vehículo por horas para hacer un poco de “taxi informal” por horas, claro sin descuidar las actividades académicas que gracias a mi padre no las tuve que abandonar, a un estudiante de la carrera de derecho le hace pensar mucho, el apreciar las calles, escuchar a las personas hablar de sus problemas y en especial escuchar la radio “Radio Capital” por cierto que me mantiene tan informado de la actualidad social y política.
Es así como gracias a esta experiencia uno se puede dar cuenta de que luego de las oficinas, los cafés en Starbucks, los almuerzos con los compañeros de trabajo en un restaurante más o menos costoso y luego de viajar cómodamente en un auto con la solvencia de poder comprar combustible cuantas veces sea necesario, luego de muchas otras cosas más donde uno realiza actos de consumo, existe otra realidad a la que uno muchas veces le es ajena.
Desde aquella época mencionada en la introducción hasta entonces, luego claro de la aventura del negocio propio el cual fue medianamente rentable por un corto tiempo, es interesante como las circunstancias de la vida te aleccionan sobre la realidad que nuestros semejantes contactan diariamente, aquella clase social media baja y media alta que, sin tener dinero en demasía ha surgido luego de que ellos mismos o sus antepasados hayan sido muchas veces conocedores de la pobreza y porqué no quizás de la extrema pobreza.
Es así como en el afán de querer superarse con una inversión de tiempo y dinero extra en cursos de especialización dictados por el Ilustre Colegio de Abogados de Lima, de cursos gratuitos en la Universidad de donde provengo, de visitas a museos gratuitos, de asistencia a conferencia sino gratuitos a un bajo costo para estudiantes universitarios, de leer algunos libros y de fotocopiar algunos en la Calle Azángaro (donde por cierto por un bajo costo los fotocopian muy parecidos a los originales incluida la tapa y contratapa) para poderlos consultar a futuro; y también de adquirir algunos viejos en las ferias de libros de las calles aledañas a la Plaza Francia en Lima y poder visitar la Feria del Libro en Jesús María, pude adquirir algunos ejemplares de temas muy interesantes como “La 3era Guerra Mundial ha comenzado de Arthur Du Plesis”, “El Ateísmo Moderno de La Croix”, entre otros, leer muchas veces los periódicos en especial el Publimetro que lo reparten gratuitamente, sumado a mi experiencia propia en  en las calles me fue posible comprender un poco más el quehacer cotidiano de la gente de la clase media baja y alta, para lo cual he llegado a la conclusión que los programas sociales y las políticas del gobierno no están casi ni al 10% del 100% enfocadas.
Es cierto, ofrecer asistencialismo al sector pobre y de extrema pobreza da mucho más rédito político que orientar hacia las masas de la clase media y que decir si se les da a los de la clase alta. Algunos que lean esto podrán confeccionar en sus mentes la lógica de que ello es correcto porque la burguesía, el capitalismo debe gastar su dinero para obtener todo lo que posea, y capaz hasta cierto punto puede ser correcto; pero ¿y qué pasa con la clase media? ¿Acaso esta no es la expresión de que si es posible salir de la pobreza por sus propios medios?, claro tarda mucho, es cierto. Pero de los análisis económicos he podido comprender que el factor pobreza sólo se mide con que las personas puedan alcanzar si no me equivoco 1,250 soles en el entorno familiar, es decir que todos los miembros de la familia sumados sus ingresos lleguen a esa cantidad y no serán considerados pobres. Es más la actual ministra del despacho de Inclusión Social ha afirmado en numerosas entrevistas radiales y televisadas que los programas asistenciales del Seguro Integral de Salud y en especial el tan anunciado Seguro Universal Oncológico sólo será para el sector más vulnerable (madres gestantes, ancianos, niños), pero y aquel que pierde el empleo sin ser anciano, madre gestante, niño y  por avatares de la vida no puede reinsertarse en el campo laboral ¿no tiene derecho también a ser asistido socialmente? ¿Por qué no?, si este sujeto en el tiempo que aportó si contribuyó con el fisco, que es al final de donde sale el dinero para todos los programas asistencialistas, por qué no, y si para aquellos que lamentablemente no lo pueden hacer por que el Estado no ha llegado hacia ellos, pero que de alguna manera viven de manera informal (sin pagar nada o casi nada al fisco).
Es un poco extraño este razonamiento, capaz pasible de ser criticado de insensible, pero la “política de la muleta” se caerá cuando al cojo le quites la muleta. La lógica es esa, en lugar de darle una prótesis para la pierna, sólo le das una muleta temporal. Y nuevamente reitero un discurso político siempre o al menos casi siempre debe prometer asistencialismo a la pobreza y a la extrema pobreza, nunca a la clase media ni mucho menos al sector A o B, este es un pecado. Ellos que se la arreglen como puedan, más bien hay que gravarlos mucho más, con más impuestos, porque de ellos saldrá la bolsa para repartir el dinero entre otros que no son precisamente ellos. Digamos que es un principio de solidaridad, de fraternidad, claro, donde quitarle al que tiene para darle al que no tiene, debe ser la máxima, claro sin caer en la torpeza política de mencionar que se adoptan los fundamentos del socialismo y del anticapitalismo, ¡No, eso nunca¡, eso sería mucho peor.